Aunque el calendario diga lo contrario, ya es (casi) primavera en Avignon; y es que han comenzado las giboulées.
Este maravilloso fenómeno que nos trae locos a todos consiste en que se pasa en cuestión de horas de un tiempo agradable y soleado a una tempestad de lluvia, nieve o granizo y un frío de quedarse tieso, sin olvidar el dichoso mistral que viene y va a su antojo. Y mientras tanto, los pobres avignonenses no saben si sacar las chaquetillas y camisas de primavera provenzal o el abrigo y la bufanda de invierno siberiano.
Un ejemplo claro, ocurrido esta misma semana:
Martes 2 de marzo de 2010: máximas de 20ºC, solazo, calor, todos con las chaquetas abiertas...
Domingo 7 de marzo de 2010: máximas de 2ºC, temporal de nieve, ni un coche por las calles y todos con abrigo, bufanda, guantes...
Que sí, que de aquí a dos-tres semanas llegan ya el calorcito y el buen tiempo, lo sé. El problema es que antes de que lleguen nos vamos a volver todos locos.
No puedo esperar a que llegue el verano...
ACTUALIZACIÓN: ¡El departamento está oficialmente en alerta naranja! La tormenta aún no ha parado, en mi terraza hay una capa de unos 25 cm de nieve y supongo que el resto de la ciudad está igual pero no lo sé porque nieva tanto que no se ve a dos palmos, por lo que ni siquiera sé si la universidad abrirá mañana. Yupi.
ACTUALIZACIÓN 2: Abrir, la universidad abrió, aunque no vino ni el conserje. Hace un frío de tres pares de narices y, por si fuera poco, hemos sido bendecidos con una semana entera de mistral. Tengo la sensación de haber viajado en el tiempo a hace dos meses.
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