Cosas que he aprendido esta semana:
Que, si bien políticamente España forma parte de Europa, a efectos prácticos se considera un país tercermundista.
Que la salsa es un deporte peligroso y hay que tomar precauciones médicas antes de practicarlo.
Que no tengo la tuberculosis.
¿Que por qué he aprendido todo esto y qué tienen que ver unas cosas con otras? Muy sencillo: porque me he inscrito en un curso de salsa en la universidad.
Sí, sí, como lo oyen: salsa. Lo que en España resulta tan sencillo (apuntarse, pagar e ir a clase) aquí, con la burocracia de marras, acaba siendo una odisea que nunca se sabe cuándo ni dónde acabará.
Primer paso: inscribirme por Internet al centro deportivo. Hecho.
Segundo paso: inscribirme por Internet en "deporte" como asignatura de libre elección. Hecho.
Tercer paso: pagar la cuota anual (10€). Hecho.
Cuarto paso: conseguir un certificado médico que me declare apta para la práctica deportiva. Empiezan los problemas.
Pido cita en el médico de la universidad. Me recibe una semana más tarde y me hace un reconocimiento general mientras aprovecha para contarme su vida y milagros. Me pide la cartilla de vacunaciones y, como no la tengo, me obliga a vacunarme del tétanos, la difteria y la tos ferina (todos sabemos que la salsa es un deporte peligrosísimo y más vale prevenir que curar). Añade una prueba para saber si tengo la tuberculosis, por si acaso, pues ya se sabe que la sanidad española nada tiene que enviar a la de Mali.
Empiezo a preguntarme qué demonios haremos en clase que requiera tantas precauciones.
Una semana más tarde, una vez vacunada y confirmado que no tengo la tuberculosis, me da el dichoso certificado: soy médica y físicamente apta para bailar salsa. Qué alivio.
Quinto paso: me inscribo físicamente en el centro deportivo y me obligan a contratar un seguro para la práctica de deportes.
La inquietud se convierte en preocupación. ¿Necesito un seguro? Pero aquí cómo bailan salsa, ¿a puñetazos?
Sexto paso: con todos los paneles, vacunas y seguros, me tamponan la tarjeta de estudiante. Tras dos semanas de papeleos, ya estoy oficialmente matriculada en salsa.
Ahora solo me queda reunir el valor para ir a clase. Y la fuerza para llevar la pila de papeles hasta mi casa.
Están locos estos franceses...
Ja, ja, ja, ese son los beneficios de residir en un país desarrollado, jajaja. Eso no lo cuentan en los programas tan de moda en España, como "Españoles por el mundo", "Madrileños por el mundo" "Castellano-manchegos por el mundo" etc, claro que seguro que estos "inmigrantes" como son pudientes tienen el instructor de salsa en casa.
ResponderEliminarHala, Hala ¿no debían antes haberla hecho también un certificado de antecedentes penales?
Con Franco, la Iglesia perseguía a los que bailaban "agarraos", ahora les piden certificado de penales, me parece lógico. !Muerte a la salsa!, !que vuelva el minué!
ResponderEliminarjajajajaja les encantan los papeles, les fascinan, son unos pesados
ResponderEliminarPues claro que no lo cuentan, a ver si van a crear un conflicto internacional por una mierdecica de clase de salsa... Claro que con lo que me han hecho pasar para inscribirme, cualquiera diría que voy a aprender a hacer malabares con cuchillos.
ResponderEliminarY así me gusta, Chema, ¡que vuelva el minué y las buenas maneras! ¡Que ya está bien de tanta pernera al aire!
Y para Minibruja, menos mal que tú y yo nos entendemos, ahora que te toca vivirlo en carne propia... Mi consejo: ¡paciencia! :)
No sé si te habia contado, pero para mi fue todavia peor, hice un certificado medico en el que estaba escrito que yo, Sofia G**** era apta para practicar natacion (el deporte en el que me habia inscrito) y el profesor me dijo que no era valido porque tenia que valer para todos los deportes ... No sé si habran entendido, yo todavia no
ResponderEliminarUna anonima no tan anonima