miércoles, 23 de junio de 2010

Atención, estudiante en prácticas

Señoras y señores, es oficial: he dejado el antro infecto en el que he trabajado todo el año limpiando bandejas de comida para, en primer lugar, hacer unas prácticas en el Palacio de los Papas (esto de aquí) y, en segundo lugar, ser contratada en el mismo Palacio para trabajar todo el verano vendiendo entradas. Cosas peores se han visto.

Lista de las ventajas de ser un estudiante en prácticas:

- El estudiante en prácticas trabaja aún menos que cuando tiene clases. Además, no hay deberes.
- No pasa nada si llegas tarde. O si faltas. La primera vez que me disculpé por llegar tarde mi jefe ni se había dado cuenta. Ya no sé cuántas veces me ha dicho: "¡pero relájate, estás de prácticas!".  
- Si te interesas mínimamente en tu trabajo, eres Dios. Ningún estudiante lo hace, así que te admirarán por tu dedicación, aunque sólo sea sirviendo café. 
- Puedes pedir todo aquello prohibido para el resto "para ayudarte a completar tu memoria". En mi caso, he entrado en sitios en los que ni el personal normal del Palacio puede entrar. Chincha.
- La gente es mucho más amable contigo. Si un cliente se pone nervioso, sólo hay que poner cara de pena y decir: "lo siento, señor, pero sólo soy una estudiante en prácticas". En seguida se calman y te sonríen como si fueras un cachorrito abandonado a su suerte en un bosque. Hasta caramelos me han dado.

Como pueden comprobar, sufro mucho por aquí. Lástima que ya se me acabaron las prácticas y ahora curro de verdad.