viernes, 14 de mayo de 2010

La curiosidad

Hoy paseando por las calles de Avignon presencié una escena deliciosa que me hizo sonreír todo el camino de vuelta a casa: en uno de los pequeños callejones del centro encontré bien escondidito a un barrendero que, con cara de pícaro, abría unas cartas que alguien había tirado al suelo y pisoteado.

Quizás fue su cara de chiquillo que sabe que está haciendo una travesura, quizás lo casual y aleatorio de la escena; el caso es que si hubiera podido habría sacado una foto para recordarme siempre que si hay algo que hace a los hombres iguales, es la curiosidad.

Y es que, en el fondo, ninguno de nosotros dejamos nunca de ser niños. Y menos mal.

5 comentarios:

  1. Si, yo hubiese hecho lo mismo, jeje, el niño que sale de dentro...
    besos

    ResponderEliminar
  2. Yo creo que no ha hecho falta la foto, me lo he imaginado perfectamente y sin verlo, también me ha provocado una sonrisa.

    ¿Te he dicho alguna vez que me encanta tu blog?

    un beso

    Marta

    ResponderEliminar
  3. Pero nena, si has redecorado tu casa, que sorpresa, gracias a nuestra curiosidad, nos encontramos con tesoros, como tú.
    Besos
    Aes

    ResponderEliminar
  4. Gracias a todos por vuestra curiosidad, y bienvenidos a mi nuevo diseño, que ni lo anuncié ni nada, ¡qué desastre!

    La verdad es que las cartas tenían pinta de ser publicidad, pero bueno, al cartero le alegraron el día. O por lo menos el rato. En el fondo da igual lo que sea, el caso es cotillear. Eso sí que nos hace a todos humanos.

    ResponderEliminar

Y tú, ¿qué opinas?