
Nivel II. Verduras: fácil, esas tienen colorines y formas identificables.
Nivel III. Carnes: a poco que hayas hecho la compra en España alguna vez, podrás identificar la mayoría. Y sino, las salchichas son iguales vayas donde vayas.
Nivel IV. Quesos: en otros países no sé, pero en Francia es imposible saber cuál es cual y, si quieres salir algún día del súper, mejor no pidas consejo a un experto. Es queso francés y está bueno, y punto.
Nivel V. Pescados: sólo para los más valientes. A menos que vivas en un pueblo costero, las pescaderías te sonarán a chino. Y, peor, a caro, muy caro. Así que acabarás comprando pescado congelado informe con nombres extraños que, por supuesto, no tienen nada que ver con los que tú conoces.
Mi última compra de pescado consistió en una especie de barras de pescado congelado con pinta de merluza, pero que han acabado siendo un pescado indefinido y chicloso, que tarda como tres cuartos de hora en freírse lo cortes como lo cortes, y que se pega a mi sartén antiadherente. Pese a todo decidí probarlo y es como beberse un vaso de agua: insípido.
La próxima vez bajo al súper con el diccionario.