domingo, 25 de enero de 2009

Domingueros

Hoy he tenido un día estupendo, de (casi) calor y domingueo. ¡Pero cómo me gusta vivir al sur!

Esta mañana mi prima me ofreció ir a dominguear a Beaucaire, un pueblecito vecino a Tarascón y a unos 3/4 de hora de Avignon del que todo el mundo habla estupendamente.
Allá vamos los cuatro compañeros de casa (véase mi prima, su novio y un amigo suyo) al coche, dispuestos y de buen humor cuando, una vez montados y en marcha, descubrimos con sorpresa que mi prima no sólo no sabe ir, sino que ni siquiera recuerda si está al sur o al norte de Avignon.
Tras unas cuantas vueltas en unas cuantas rotondas de las que salimos con la certeza de no saber dónde demonios estábamos; ¡por fin!, un letrero indicando el camino al susodicho pueblecito.
Primera sorpresa, ¡Beaucaire tiene puerto fluvial!
Un brazo del Ródano atraviesa la ciudad y ahí tienen un puerto chiquitín, pero lleno de barquitos. Se nota la falta de olor a sal, pero igual hay terracitas donde comer mejillones, que siempre suben el ánimo.
Segunda sorpresa, ¡Beaucaire tiene un castillo en lo alto desde el que se ve media región!
Y no sólo eso, sino que hacen exhibiciones de aves rapaces en vuelo libre. Lástima que no empiecen hasta marzo... Eso sí, nos dimos una vuelta por el jardín del castillo y pudimos sacar alguna fotillo.

Aquí Juan y Luis posando en el parque del castillo con fondo bucólico y central nuclear, que siempre anima.

Tercera sorpresa, en medio de una de las plazas del centro del pueblo, ¡hay una escultura de un dragón enorme!
Dice la leyenda que un dragón invisible y capaz de transfomarse en hombre vivía en el fondo del Ródano, alimentándose de los habitantes del pueblo. Un día se llevó a la lavandera, y en vez de comérsela la guardó en su guarida durante 7 años para que cuidara a su hijo en el fondo del río. Una vez su labor terminada la puso en libertad; sin saber que ella había aprendido a ver al dragón con su ojo izquierdo.
Un día en el que el dragón metamoforseado en ser humano se paseaba por el pueblo, ella le reconoció entre el gentío. El dragón se dio cuenta y la desfiguró con sus garras para castigarla.


Desfigurando a mi prima con mis garras, poseída por el dragón.

La menda delante del "Drac" de Beaucaire

Cuarta sorpresa, ¡En Beaucaire también hacen los encierros en verano!
Aunque en el caso de los Beaucaireños, no se ponen delante de los toros a correr, sino que les hacen pasillito. Viendo las fotos, yo también lo haría. Todo sea que pase algún pamplonica por ahí.

La vuelta, digamos que algo agitada. Les estoy empezando a coger cariño a las rotondas entre Beaucaire y Avignon, aunque sólo sea por la cantidad de vueltas que he dado en ellas en las últimas 12 horas.

Un día redondo, diria yo.

1 comentario:

  1. Qe curioso que en un pueblo tan pequeño encuentres ese tipo de cosas, lo de los toros yo no se si les haría paseillo, que uno de ellos se cabrea o se despista y acabas con una corná con 45 centímetros de trayectoria

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